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Seguridad de la Salvación

Extracto:







¿En qué clase viaja?

Usted está en un viaje del tiempo a la eternidad, y es posible que ya esté cerca de la Gran Estación Terminal.
Permítame, entonces, que le dirija esta pregunta: “¿En qué clase viaja?” No hay más que tres clases, y son:
La primera clase, son los que son salvos y lo saben.
La segunda clase, son los que no están seguros de la salvación, pero que desean estar.
La tercera clase, son los que no son salvos, sino que además se mantienen indiferentes a ello…
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Presentación

Lo primero que debemos decir es que toda la gloria es de nuestro Dios Padre y de su Hijo Jesucristo; nuestro Salvador y Señor. Que  sin Él nada podemos hacer y que lo que tenemos y lo que somos lo deemos a Ël.


Un blog para que las personas puedan conocer mejor a Cristo y que puedan encontrar respuestas para las preguntas que tienen dentro y para decir que este vacío que tenemos en el corazón sólo se completa con Jesucristo.


Lejos de pretender saberlo todo, o de detener todo el conocimiento... pero nos encantará compartir con vosotros nuestra creencia y que nos ha cambiado la vida y creemos que cambiará la tuya también. No es una religión, y por esto no importa que religión puedas tener, esto no es importante, lo importante es que apesar de casi todos conocermos a Jesucristo, a veces nos olvidamos lo que significa esto: que somos hijos de Dios por la obra y gracia de Jesús de Nazaret, en la voluntad de Dios el Padre.

En resumen: somos cristianos, es decir, discípulos de Jesús de Nazaret y intentamos a cada dia ser una persona un poco mejor siguiendo sus enseñanzas en la Bíblia.

Creo en Dios Padre que creó el mundo y todo lo que existe desde la nada.
Creo en su hijo Jesucristo que dio su vida en la cruz para salvarme y que resucitó al 3º dia y ascendió al cielo donde esta asentado a la diestra de Dios.
Creo en el Espiritu Santo de Dios.
Creo en la vida eterna .

Un abrazo a todos, y que la paz y gracia de nuestro Padre y del Señor Jesucristo los acompañen hoy y siempre, y sean muy bienvenidos en este sitio, en Cristo. Amén.
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Glorificando a Dios

Glorificando a Dios en medio del sufrimiento (Romanos 4:19-21)

Charles Leiter, en unos de sus sermones, explicó que podemos glorificar a Dios creyendo en Él precisamente cuando nuestra fe está siendo probada. Cuando un cristiano confía en las promesas de Dios ello trae una gran gloria a Dios. Romanos 4:19-21 refiere el sufrimiento de Abraham al verse “ya como muerto” y observar la decrepitud y esterilidad de su esposa Sara: razones suficientes para perder la fe y concentrarse en las calamidades e infortunios de sus últimos alientos.

El versículo 19 indica que Abraham “no se debilitó en la fe”; el verbo asthenesas proveniente de astheneo, que en el pasaje se traduce como “debilitó”, significa literalmente carecer de fuerzas, y en otras partes se usa para indicar enfermedad. El pasaje no dice que Abraham no perdió nada de fuerzas, sino que no perdió todas las fuerzas. En medio de la debilidad -dice la Escritura en Hebreos 11:34- la gente de Dios sacó fuerzas de astheneias, esto es, de debilidad.

La debilidad física de Abraham y la debilidad anímica que le pudo causar la decadencia de su esposa, no fue obstáculo suficiente para que su fe flaqueara (Romanos 4:19). Pero “tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios” (v. 20). El verbo griego aquí para “fortaleció” es endunamoo que significa hacer fuerte, o más literal, fortalecer desde dentro del alma (de dunamis, poder).

La referencia al griego no resulta de un mero prurito intelectual sino que permite observar el contraste entre dos cosas que regularmente nos resultan opuestas: debilidad y fortaleza. Abraham, no se estancó en el astheneo sino que prosiguió hasta endunamoo. Es decir, aunque efectivamente su condición era de debilidad y dolores físicos, fue fortalecido internamente, en su alma y corazón, desde el centro de su voluntad; y movido a confiar en las promesas de Dios a pesar de su salud perseveró en la fe y con ello terminó “dando gloria a Dios” (Romanos 4:20). No dice que fue sanado y entonces dio gloria a Dios. Dice que en medio de su tremenda debilidad y estado senil glorificó a Dios al confiar en Él. Su convencimiento era pleno: Dios “era también poderoso para hacer todo lo que había prometido” (Romanos 4:21).

Muchos podemos preguntarnos cómo podemos glorificar a Dios si nuestra condición de salud no es la mejor y no nos permite “hacer” lo que “quisiéramos” para el Señor. Peor puede ser el estado para aquél que está muriendo y desearía tener salud para glorificar a Dios. En estos casos, Dios es glorificado cuando creemos en Él. Eso dice la Palabra de Dios: reafirmarse en la fe para dar con ello gloria a Dios.

Es fácil creer cuando todo nos sale bien. Los incrédulos firman en sus tesis profesionales: “Dedicado a Dios”, y al recibir un nuevo empleo dicen: “Gracias a Dios”, y al recibir noticias de buena salud dicen: “Gracias a Dios todo salió bien”. Pero ese estribillo no glorifica a Dios. Los hijos de Dios pueden dar gran gloria a Dios cuando su fe es probada y siguen creyendo en Él y sus promesas eternas. Tarde o temprano todos atravesamos por crisis de salud y sufrimiento, pero esa es una oportunidad para dar verdadera gloria a Dios. No hay que perder el tiempo. No hay que desperdiciar esa oportunidad.

En el amor de Cristo.
www.semillabiblica.com
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Los pactos de Dios


Lewis Sperry Chafer
La Biblia revela que a Dios le ha placido establecer pactos con los hombres. Ocho de estos pactos se hallan mencionados en las sagradas páginas y ellos incorporan los hechos más vitales en la relación que el hombre ha tenido con Dios a través de toda la historia de la raza humana. Cada pacto representa un propósito divino y la mayoría de ellos constituyen una absoluta predicción tanto como una promesa inalterable del cumplimiento de todo lo que Dios ha determinado. Si llevamos nuestra consideración del tema hasta el tiempo cuando los pactos fueron hechos, descubrimos que ellos siempre anticiparon el futuro y tenían el propósito de ser un mensaje de certidumbre para aquellos con quienes el pacto era establecido. Además de los pactos bíblicos, los teólogos han sugerido tres pactos teológico s que tienen que ver con la salvación del hombre.

A. Los pactos teológicos

Para definir el eterno propósito de Dios, los teólogos han sostenido la teoría de que es el propósito central de Dios el salvar a los elegidos, aquellos escogidos para salvación desde la eternidad pasada. De acuerdo a ello, consideran la historia primeramente como la obra exterior para el plan de Dios en cuanto a la salvación. Desarrollando esta doctrina, ellos han expuesto tres pactos teológicos básicos.

1. Se dice que con Adán se estableció un pacto de obras. La provisión del pacto era tal que si Adán obedecía a Dios, él sería guardado seguro en su estado espiritual y recibiría la vida eterna. Se afirma que este pacto es sostenido por la advertencia concerniente al árbol del conocimiento del bien y del mal, "porque el día que de él comieres, morirás" (Gn. 2:17). Se deduce que si él no hubiera comido del árbol, no hubiese muerto y, como los santos ángeles, hubiese sido confirmado en su estado santo. Este pacto está basado casi totalmente en la deducción y no es llamado un pacto en la Biblia, y por esta razón es rechazado por muchos estudiosos de la Escritura por tener poca base.

2. Otro pacto sugerido es el pacto de la redención, en el cual se insinúa la enseñanza de que fue establecido un pacto entre Dios el Padre y Dios el Hijo en relación a la salvación del hombre en la eternidad pasada. En este pacto el Hijo de Dios se comprometió en proveer la redención para la salvación de aquellos que creyeran, y Dios prometió aceptar su sacrificio.

Este pacto tiene más sostenimiento en las Escrituras que el pacto de obras en que la Biblia declara claramente que el plan de Dios para la salvación es eterno, y que en aquel plan Cristo tenía que morir como un sacrificio por el pecado y Dios tenía que aceptar aquel sacrificio como una base suficiente para salvar a aquellos que creyeran en Cristo. De acuerdo a Efesios 1:4: "Según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él." También en referencia a nuestra posición en Cristo, se declara en Efesios 1:11: "En él asimismo tuvimos herencia, habiendo sido predestinados conforme al propósito del que hace todas las cosas según el designio de su voluntad.

De estas y de otras Escrituras está claro que el propósito de DIOS para la salvación es eterno. Se sugiere que un pacto formal fue acordado entre Dios el Padre y Dios el Hijo del hecho de que el propósito de Dios es también una promesa.

3. Aun otra tentativa es el contemplar el eterno propósito de Dios en la salvación como un pacto de gracia. En este punto de vista Cristo es contemplado como el Mediador del pacto y el representante de aquellos quienes ponen su confianza en Él. Los individuos encuentran las condiciones de este pacto cuando colocan su fe en Jesucristo como Salvador. Aunque este pacto es también una deducción del plan eterno de salvación, tiende a enfatizar el carácter de gracia de la salvación de Dios. El pacto de la redención y el pacto de gracia, en consecuencia, tienen algunas bases escriturales y son más aceptables para la mayoría de los estudiosos de la Biblia que el concepto del pacto de obras, el cual no tiene base escritural.

Sin embargo, se ha levantado el problema de que aquellos que son adeptos a estos pactos teológicos siempre hacen del plan de Dios para la salvación su propósito primordial en la historia humana. Así ellos tienden a ignorar los particulares sobre el plan de Dios para Israel, el plan de Dios para la Iglesia y el plan de Dios para la nación. Mientras que es verdad que el plan de Dios para la salvación es un aspecto importante de su propósito eterno, no es la totalidad del plan de Dios. Un punto de vista mejor es que el plan de Dios para la historia es revelar su gloria, y Él no hace esto solamente salvando a los hombres, sino que también por medio del cumplimiento de sus propósitos y revelándose a sí mismo a través de sus tratos con Israel, con la iglesia y con las naciones. De acuerdo a ello, es preferible contemplar la historia a través de ocho pactos bíblicos, los cuales revelan los propósitos esenciales de Dios a lo largo de la historia de la Humanidad y que incluye el plan de Dios para la salvación. Aquellos que enfatizan los pactos teológicos son llamados a menudo "teólogos de los pactos", mientras que, por el contrario, aquellos que enfatizan los pactos bíblicos son llamados "dispensacionalistas", porque los pactos bíblicos revelan las distinciones en las varias etapas en la historia humana, las cuales están manifiestas en las dispensaciones.

B. Los pactos bíblicos

Los pactos de Dios contenidos en la Biblia se clasifican en dos clases, aquellos que son condicionales y los que son incondicionales. Un pacto condicional es uno en el cual la acción de Dios es en respuesta a alguna acción de parte de aquellos a quienes va dirigido el pacto. Un pacto condicional garantiza que Dios hará su parte con absoluta certeza cuando se satisfacen los requisitos humanos, pero si el hombre fracasa, Dios no está obligado a cumplir su pacto.

Un pacto incondicional, mientras que puede incluir ciertas contingencias humanas, es una declaración de cierto propósito de Dios, y las promesas de un pacto incondicional serán ciertamente cumplidas en el tiempo y a la manera de Dios. De los ocho pactos bíblicos sólo el edénico y el mosaico eran condicionales. Sin embargo, aun bajo los pactos incondicionales hay un elemento condicional como si se aplicara a ciertos individuos. Un pacto incondicional se distingue de uno condicional por el hecho de que su cumplimiento esencial es prometido por Dios y depende del poder y la soberanía de Dios.

1. El pacto edénico fue el primer pacto que Dios hizo con el hombre (Gn. 1:26-31; 2:16-17), y fue un pacto condicional con Adán en el cual la vida y bendición o la muerte y la maldición dependían de la fidelidad de Adán. El pacto edénico incluía el dar a Adán la responsabilidad de ser el padre de la raza humana, sojuzgar la tierra, tener dominio sobre los animales, cuidar del huerto y no comer del árbol del conocimiento del bien y del mal. Por haber fracasado Adán y Eva al comer de la fruta prohibida, fue impuesta la pena de muerte para la desobediencia. Adán y Eva murieron espiritualmente de inmediato y necesitaron nacer de nuevo para poder ser salvos. Más tarde también murieron físicamente. Su pecado hundió a toda la raza humana en un molde de pecado y muerte.

2. El pacto adámico fue hecho con el hombre después de la caída (Gn. 3:16-19). Este es un pacto incondicional en el que Dios declara al hombre lo que será su porción en la vida por causa de su pecado. Aquí no hay lugar para ninguna apelación, ni se implica responsabilidad alguna de parte del hombre.

Como un todo, el pacto provee importantes rasgos, los cuales condicionan la vida humana desde este punto en adelante. Incluido en este pacto está el hecho de que la serpiente usada por Satanás es maldita (Gn. 3:14; Ro. 16:20; 2 Co. 11:3, 14; Ap. 12:9); se da la promesa del Redentor (Gn. 3:15), la cual es luego cumplida en Cristo; se detalla el lugar de la mujer en cuanto a estar sujeta a una concepción múltiple, al dolor y la pena en la maternidad, y en cuanto a la posición del hombre como cabeza (Gn. 1:26-27; 1 Co. 11:7-9; Ef. 5:22-25; 1 Ti. 2:11-14). El hombre debería, en lo sucesivo, de ganar el pan con el sudor de su frente (cf. Gn. 2:15 con 3:17-19); la vida del hombre sería dolorosa y con la muerte por final (Gn. 3:19; Ef. 2:5). Por un período bastante extenso, el hombre continúa desde ese punto en adelante viviendo bajo el pacto adámico.

3. El pacto de Noé fue hecho con Noé y sus hijos (Gn. 9: 1-18). Este pacto, mientras que repite algunos de los rasgos del pacto adámico, introdujo un nuevo principio de gobierno humano como un medio de frenar el pecado.

Como el pacto adámico, era incondicional y revelaba el propósito de Dios para la generación subsiguiente a Noé.

Las provisiones del pacto incluían el establecimiento del principio del gobierno humano, en el que se instituyó la pena capital para aquellos que tomaran la vida de otro hombre. Fue reafirmado el orden normal de la Naturaleza (Gn. 8:22; 9: 2), y al hombre le fue permitido comer carne fresca de animales (Gn. 9:3-4) en lugar de vivir solamente de vegetales, como parece haberlo hecho antes del diluvio.

El pacto con Noé incluía la profecía concerniente a los descendientes de sus tres hijos (Gn. 9:25-27) y designaba a Sem como el único de quien vendría la línea divina que seguiría hasta que el Mesías viniera. El dominio de las naciones gentiles en la historia del mundo está implicado en la profecía concerniente a Jafet. Así como el pacto adámico introdujo la dispensación de la conciencia, así el pacto con Noé introdujo la dispensación del gobierno humano.

4. El pacto abrahámico (Gn. 12:1-4; 13:14-17; 15:1-7; 17: 1-8) es una de las grandes revelaciones de Dios concernientes a la historia futura, y en él fueron dadas profundas promesas a lo largo de tres líneas. Primero de todo, fueron dadas promesas a Abraham de que él tendría gran descendencia (Gn. 17:16), que tendría mucha bendición personal (Gn. 13:14-15, 17; 15:6,18; 24:34-35; Jn. 8:56), que su nombre sería grande (Gn. 12:2) y que él personalmente sería una bendición (Gn. 12:2).

Segundo, a través de Abraham fue hecha la promesa de que emergería una gran nación (Gn. 12:2). En el propósito de Dios esto tiene referencia primeramente a Israel y a los descendientes de Jacob, quienes formaron las doce tribus de Israel. A esta nación le fue dada la promesa de la tierra (Gn. 12:7; 13:15; 15:18-21; 17:7-8).

Una tercera área principal del pacto fue la promesa de que por medio de Abraham vendría bendición al mundo entero (Gn. 12:3). Esto tendría su cumplimiento en que Israel sería el canal especial de la revelación divina de Dios, la fuente de los profetas quienes revelarían a Dios y proveerían de la Escritura a los escritores humanos. En forma suprema, la bendición a las naciones sería provista a través de Jesucristo, quien sería un descendiente de Abraham.

Dada la relación especial de Israel con Dios, Dios pronunció una solemne maldición sobre aquellos que maldijeran a Israel y una bendición sobre aquellos quienes bendijeran a Israel (Gn. 12:3).

El pacto con Abraham, como el adámico y el de Noé, es incondicional. Mientras que cualquier generación particular de Israel podría disfrutar de sus provisiones con sólo ser obedientes, y podrían, por ejemplo, ser guiados hacia la cautividad si ellos eran desobedientes, el propósito esencial de Dios para bendecir a Israel, para revelarse a sí mismo a través de Israel, para proveer redención a través de Israel y para traerle dentro de la Tierra Prometida es absolutamente cierto, porque depende del soberano poder y voluntad de Dios, más que del hombre. A pesar de los muchos fracasos de Israel en el Antiguo Testamento, Dios se reveló a sí mismo y encauzó la escritura de los textos sagrados, y finalmente nació Cristo, vivió y murió y se levantó resucitando exactamente como la Palabra de Dios lo había anticipado. A pesar del fracaso humano, los propósitos de Dios son ciertos en su cumplimiento.

5. El pacto mosaico fue dado a través de Moisés para los hijos de Israel mientras que estaban viajando desde Egipto hacia la Tierra Prometida (Ex. 20:1 - 31:18).

En Éxodo, y ampliado en muchas otras porciones de las Escrituras, Dios le dio a Moisés la ley que era para gobernar su relación con el pueblo de Israel. Los aproximadamente seiscientos mandamientos específicos están clasificados en tres divisiones principales: a) los mandamientos, conteniendo la voluntad expresada de Dios (Ex. 20:1-26); b) los juicios, relacionados a la vida social y cívica de Israel (Ex. 21: 1 - 24:11), y c) las ordenanzas (Ex. 24:12 - 31:18).

La ley mosaica era un pacto condicional e incorporaba el principio de que si Israel era obediente, Dios les bendeciría, pero si Israel era desobediente, Dios les maldeciría y les disciplinaría. Esto es destacado especialmente en Deuteronomio 28. Aunque ya se había anticipado que Israel fracasaría, Dios prometió que Él no abandonaría a su pueblo (Jer. 30:11).

El pacto mosaico también fue temporal y terminaría en la cruz de Cristo. Aunque contenía elementos de gracia, era básicamente un pacto de obras.

6. El pacto palestino (Dt. 30:1-10) era un pacto incondicional en conexión con la posesión final de la tierra por parte de Israel.

Este pacto se ilustra como un pacto básicamente incondicional y seguro en su cumplimiento; sin embargo, tiene elementos condicionales para cualquier generación en particular. La promesa dada a Abraham en Génesis 12: 7, y reafirmada luego a través del Antiguo Testamento, sería que la simiente de Abraham poseería la tierra. No obstante, a causa de la desobediencia y el fracaso, Jacob y sus descendientes vivieron en Egipto cientos de años antes del Éxodo. Así, manteniendo el propósito de Dios, ellos volvieron y poseyeron, por lo menos, una porción de la tierra. Más tarde, a causa de la desobediencia y la negligencia a la ley de Dios, ellos fueron sometidos a los cautiverios asirio y babilónico. Otra vez en la gracia de Dios, les fue permitido volver después de setenta años del cautiverio babilónico y reposeer la tierra hasta que Jerusalén fue destruida en el 70 d.C.

Sin embargo, a pesar de todos los fracasos, a Israel se le promete que volverá a la tierra, vivirá allí en seguridad y con bendición y nunca será dispersada nuevamente (Ez. 39: 25-29; Am. 9:14-15).

El retorno presente de Israel a la tierra es, por lo tanto, altamente significativo porque cumple la primera etapa del regreso de Israel, necesario para establecer el escenario para el fin de los tiempos. La vuelta de Israel será completada hasta el último hombre después de que Jesucristo vuelva y establezca su reino (Ez. 39:25-29). Mientras que cualquier generación pudiera haber sido sacada fuera de la tierra por su desobediencia, el propósito final de Dios de traer a su pueblo dentro de su Tierra Prometida es incondicional y cierto en su cumplimiento.

El pacto palestino, de acuerdo a ello, incluye la dispersión de Israel por la incredulidad y la desobediencia (Gn. 15:13; Dt. 28:63-68), tiempos de arrepentimiento y restauración (Dt. 30:2), la recolección de Israel (Dt. 30:3; Jer. 23:8; 30:3; 31:8; Ez. 39:25-29; Am. 9:9-15; Hch. 15:14-17), la restauración de Israel a su tierra (Is. 11:11-12; Jer. 23:3-8; Ez. 31:21-25; Am. 9:9-15), su conversión espiritual y restauración nacional (Os. 2:14-16; Ro. 11:26-27), su seguridad y prosperidad finales como nación (Am. 9:11-15) y el juicio divino para sus opresores (Is. 14:1-2; Jl. 3:1-8; Mt.25:31-46).

7. El pacto davídico (2 S. 7:4-16; 1 Cr. 17:3-15) era un pacto incondicional en el cual Dios prometió a David un linaje real sin fin, un trono y un reino, todos ellos para siempre. En la declaración de este pacto Jehová se reserva el derecho de interrumpir el actual reinado de los hijos de David si era necesario el castigo (2 S. 7:14-15; Sal. 89:20-37); pero la perpetuidad del pacto no podía ser quebrantada.

Como el pacto abrahámico garantizaba a Israel una identidad eterna como nación (Jer. 31:36) y la posesión eterna de la tierra (Gn. 13:15; 1 Cr. 16:15-18; Sal. 105:9-11), así el pacto davídico les garantizaba un trono eterno y un reino eterno (Dn. 7:14). Desde el día en que el pacto fue establecido y confirmado por el juramento de Jehová (Hch. 2:30), hasta el nacimiento de Cristo, a David no le faltó un hijo que se sentase en el trono (Jer. 33:21); y Cristo el eterno Hijo de Dios e Hijo de David, siendo el justo heredero de aquel trono y el Único que se sentaría en aquel trono (Lc. 1:31-33), completa el cumplimiento de esta promesa hecha a David de que un hijo se sentaría en este trono para siempre.

El pacto davídico es el más importante en asegurar el reino milenial, en el cual Cristo reinará sobre la tierra. David, resucitado, reinará por debajo de Cristo como un príncipe sobre la casa de Israel (Jer. 23:5-6; Ez. 34:23-24; 37:24).

El pacto davídico no es cumplido por Cristo reinando en su trono en los cielos, puesto que David nunca se ha sentado ni se sentará en el trono del Padre. Es más bien un reino terrenal y un trono terrenal (Mt. 25: 31). El pacto davídico es, por consiguiente, la clave del programa profético de Dios que aún está por cumplirse.

8. El nuevo pacto, profetizado en el Antiguo Testamento y que tendrá su cumplimiento primario en el reino milenial, es también un pacto incondicional (Jer. 31:31-33). Como lo describe Jeremías, es un pacto hecho "con la casa de Israel y con la casa de Judá" (v. 31). Es un nuevo pacto en contraste con el pacto mosaico, el cual fue roto por Israel (v. 32).

En el pacto Dios promete: "Después de aquellos días, dice Jehová: Daré mis leyes en sus corazones, y en sus almas las escribiré; y seré yo a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo" (v. 33). A causa de esta íntima y personal revelación de Dios, y su voluntad para con su gente, continúa en Jeremías 31:34 para declarar: "y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová: porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado".

Este pasaje anticipa las circunstancias ideales del reino milenial donde Cristo reinará, y todos conocerán los hechos acerca de Jesucristo. De acuerdo a ello, no será necesario para una persona evangelizar a su vecino, porque los hechos acerca del Señor serán universalmente conocidos. También será un período en el cual Dios perdonará el pecado de Israel y les bendecirá abundantemente. Debería estar claro, dada esta descripción de la promesa del pacto como se da en Jeremías, que esto no se está cumpliendo hoy día, puesto que la iglesia ha sido instruida para ir por todo el mundo y predicar el evangelio a causa de que hay una casi universal ignorancia de la verdad.

Sin embargo, dado que el Nuevo Testamento también relaciona a la Iglesia con un nuevo pacto, algunos han enseñado que la iglesia cumple el pacto dado a Israel. Aquellos quienes no creen en un futuro reino milenial y en una restauración de Israel, por tanto encuentran el completo cumplimiento ahora en la iglesia, espiritualizando las provisiones del pacto y haciendo de Israel y de la Iglesia una misma cosa. Otros que reconocen la restauración futura de Israel y el reino milenial consideran que el Nuevo Testamento se refiere al nuevo pacto tanto como para ser una aplicación de las verdades generales del pacto futuro con Israel a la iglesia, o para distinguir dos nuevos pactos (uno para Israel como está dado en Jeremías, y el segundo, un nuevo pacto dado a través de Jesucristo en la era presente de gracia proveyendo salvación para la iglesia). Actualmente el nuevo pacto, ya sea para Israel o para la iglesia, se desprende de la muerte de Cristo y de su derramamiento de sangre.

El nuevo pacto garantiza todo lo que Dios se propone hacer para los hombres en el terreno de la sangre de su Hijo. Esto puede verse en dos aspectos:

a) Que Él salvará, preservará y presentará en la gloria, conformados a la imagen del Hijo Unigénito, a todos los que creen en el Señor Jesús. El hecho de que sea necesario creer en Cristo para ser salvo, no es una condición en este pacto. El acto de creer no es una parte del pacto, sino más bien la base sobre la cual el creyente es admitido para disfrutar de las bendiciones eternas que el pacto ofrece. El pacto no es hecho con los no redimidos, sino con los que creen, y promete que en favor de ellos estará la fidelidad de Dios. "El que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo" (Fil. 1:6), y toda otra promesa semejante a ésta, relacionada con el poder que Dios manifiesta en la salvación y preservación de los suyos, es parte de este pacto de gracia.

En la presente edad no se tiene en vista para el hombre una salvación que no garantice una perfecta preservación aquí en el mundo, y una presentación final allá en la gloria, de todos los que son salvos por la sangre de Cristo Jesús. Es posible que haya en la vida diaria del hijo de Dios algún impedimento para su comunión con el Padre; y como aconteció en el caso de David, el pecado del cristiano puede hacer que Dios levante su mano para castigo del hijo desobediente; pero estos asuntos que son propios de la experiencia cotidiana del creyente, no llegan nunca a ser determinantes para el cumplimiento de la promesa de Dios en lo que se refiere a la eterna salvación de los que Él ha recibido en su gracia.

Hay quienes recalcan la importancia y el poder de la voluntad humana, y declaran enfáticamente que la salvación y preservación deben tener como condición la libre cooperación de la voluntad humana. Esto puede ser razonable para la mente del hombre, pero no está de acuerdo con la revelación que Dios nos ha dado en las Escrituras.

En cada caso Dios ha declarado incondicionalmente lo que Él hará en favor de todos aquellos que confían en Él (Jn. 5:24; 6:37; 10:28). Esta es en verdad una empresa enorme que necesariamente tiene que incluir el dominio absoluto aun de los pensamientos e intentosdel corazón humano; pero, por así decirlo, esto no es más irrazonable que el hecho de declarar a Noé que su descendencia seguiría los caminos que Dios había decretado, o que el de prometer a Abraham que él sería el progenitor de una nación grande y que de su simiente nacería el Cristo.

En cada uno de estos casos tenemos la manifestación de la autoridad y del poder soberanos del Creador. Es vidente que Dios ha dejado lugar para el libre ejercicio de la voluntad humana.

Él ayuda a la voluntad de los hombres, y los ya salvos son conscientes de que tanto su salvación como su servicio están en completa armonía con la elección que ellos mismos han hecho en lo más profundo de su ser. Se nos dice que Dios gobierna la voluntad del hombre (Jn. 6:44; Fil. 2: 13); pero al mismo tiempo vemos que Él apela a la voluntad humana y hace que en cierto sentido dependa de ella el disfrute de su divina bendición (Jn. 5:40; 7:17; Ro. 12:1; 1 Jn. 1:9).

Las Escrituras hablan en forma incuestionable y enfática de la soberanía de Dios. Él ha predestinado perfectamente lo que vendrá, y su determinado propósito tendrá que realizarse; porque es imposible que Él sea sorprendido o sufra alguna desilusión. De igual manera, las Escrituras enfatizan que entre estos dos grandes aspectos de la soberanía divina -el propósito eterno y la perfecta realización del mismo- Él ha permitido suficiente lugar para cierto ejercicio de la voluntad humana. Y al actuar de esta forma no está poniendo en peligro, de ninguna manera, los fines que Él se ha propuesto alcanzar. El tener sólo uno de los dos aspectos de esta verdad puede guiarnos o bien al fatalismo, en el cual no hay lugar para pedir en oración ni motivo alguno para buscar el amor de Dios, ni base para la condenación de los pecadores, ni fundamento para la invitación del Evangelio, ni significado para gran parte de las Escrituras, o bien a la pretensión de querer desalojar a Dios de su trono. Es razonable creer que la voluntad humana está bajo el dominio de Dios; pero sería lo más irrazonable creer que la soberanía de Dios está bajo el dominio de la voluntad humana. Los que creen son salvos y seguros para siempre, porque así está determinado en el pacto incondicional de Dios.

b) La salvación futura de Israel es prometida en el nuevo pacto incondicional (Is. 27:9; Ez. 37:23; Ro. 11:26-27). Esta salvación se efectuará sobre la base única de la sangre que Cristo derramó en la cruz. Por medio del sacrificio de su Hijo, Dios es tan libre para salvar a una nación como lo es para salvar a un individuo. Israel es representado por Cristo como un tesoro escondido en el campo. El campo es el mundo. Y creemos fielmente que fue Cristo quien vendió todo lo que Él tenía, a fin de poder comprar el campo y poseer así el tesoro que allí estaba oculto (Mt. 13: 44).

En la consideración de estos ocho grandes pactos nunca podrá decirse que se está dando demasiado énfasis a la soberanía de Dios en relación con los pactos incondicionales, o al absoluto fracaso humano en lo que toca a los pactos condicionales. Y podemos estar seguros de que todo lo que Dios se ha comprometido a hacer incondicionalmente Él lo hará con toda la perfección de su infinito Ser.
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21 nombres de Dios






21 nombres de Dios y sus significados



Nombre de Dios
1) ADONAI, Significado: El Señor, Mi gran Señor. Aplicación: Dios es el Amo y Señor majestuoso. Dios es nuestra autoridad plena. Referencias bíblicas: Salmo 8; Isaías 40: 3-5, Ezequiel 16:8; Habacuc 3:19.
Comentario: Adonai (plural) deriva del singular Adon (Señor). Este término se expresaba para reemplazar a YHWH (que se consideraba demasiado sagrado como para ser pronunciado).
2) EL, Significado: El fuerte. Aplicación: Él es más poderoso que cualquier Dios falso. Dios vencerá todos los obstáculos. Nosotros podemos depender de Dios. Referencias bíblicas: Éxodo 15:2; Números 23:22, Deuteronomio 7:9 (Marcos 15:34).
Comentario: Aparece más de 200 veces en el Antiguo Testamento (incluyendo las formas compuestas). Nombre semítico genérico para Dios, utilizado por otras culturas para referirse a sus deidades. Él se emplea en nombres propios compuestos tales como Isra-el (el que lucha con Dios), Bet-el (casa de Dios), y El-iseo (Dios es salvación).
3) EL ELOHE ISRAEL, Significado: Dios el Dios de Israel. Aplicación: El Dios de Israel es totalmente distinto de todos los dioses falsos y es único; nadie es como Él. Referencias bíblicas:Génesis 33:20; Éxodo 5:1, Salmo 68:8; Salmo 106:48
Comentario: Es el nombre del altar que Jacob (Israel) erigió después de su enfrentamiento con Dios y de la bendición de Dios sobre él (Génesis 32:24-30; Génesis 33:19,20).
4) EL EYÓN, Significado: El Dios Altísimo. Aplicación: Él es el Dios soberano en quien podemos colocar nuestra confianza. El Elyón tiene supremacía sobre todos los Dioses falsos. Referencias bíblicas: Génesis 14:17-22; Salmo 78:35; Daniel 4:34 (Hechos 16:17)
Comentario: Melquisedec, el rey de Salem (Jeru “Salem”) y sacerdote del Dios Altísimo, se refirió en dos oportunidades a Dios como “El Elyón” cuando bendijo a Abraham.
5) ELOHIM, Significado: El Creador todopodero. Aplicación: Dios es el creador todo poderoso del universo. Dios conoce todo, crea todas las cosas y está en todas partes en todo momento. Es el plural de “El”. Referencias bíblicas: Génesis 1:1-3; Deuteronomio 10:17, Salmo 68 (Marcos 13:19).
Comentario: Forma plural de El. Este nombre generalmente se asocia a Dios en relación con su creación. Algunos utilizan la palabra plural “Elohim” como prueba de la Trinidad (Génesis 1:26). Elohim también se emplea para referirse a los dioses falsos e incluso a los jueces humanos (Salmo 82:6,7; Juan 10:34).
6) EL OLAM, Significado: El Dios Eterno. Aplicación: Él es el Principio y Fin, el que lleva a cabo sus propósitos a través de las edades. El da fuerzas al fatigado. Referencias bíblicas: Génesis 21:33; Salmo 90:1,2, Isaías 40:28 (Romanos1:20).
Comentario: Jesucristo posee atributos eternos. Él es el mismo ayer, hoy y para siempre (Hebreos 13:8). Él obtuvo para nosotros la redención eterna (Hebreos 9:12).
7) EL-ROI, Significado: El Dios que me ve. Aplicación: No existe ninguna circunstancia de nuestra vida que escape de su conocimiento y cuidado paternales. Dios nos conoce a nosotros y a nuestros problemas. Referencias bíblicas: Génesis 16:11-14; Salmo 139-7-12.
Comentario: Agar llamó al Señor con este nombre junto al pozo de agua en el desierto. Dios conoce todos nuestros pensamientos y sentimientos. Jesús conocía los pensamientos de aquellos que lo rodeaban, lo que demostraba que Él es El-Roi (Mateo 22:18; 26:31,34; Lucas 5:21-24).
8-) EL-SHADDAI, Significado: El todo suficiente, El Dios de las montañas, Dios Todopoderoso.Aplicación: Dios es la fuente inagotable de toda bendición. Dios es Todopoderoso. Nuestros problemas no son demasiado grandes como para que Dios no los pueda manejar. Referencias bíblicas: Génesis 17:1-3; 48:3; 49:25, 35:11, Salmo 90:2.
Comentario: Algunos eruditos sugieren que el Shaddai se refiere al poder de Dios manifestado en su juicio. Otros proponen que el Shaddai significa “Dios de las montañas”. Dios se refiere a sí mismo como “El Shaddai” cuando confirma su pacto con Abraham.
9) EMANUEL, Significado: Dios con nosotros “YO SOY”. Aplicación: Jesús es Dios entre nosotros. En Él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad. Referencias bíblicas: Isaías 7:14; 8:8-10 (Mateo 1:23).
Comentario: Este nombre indica que Jesús es más que un hombre. Él también es Dios. Isaías dijo que el niño que iba a nacer de la virgen sería llamado “Emanuel” (Isaías 7:14, 9:3). Él es el resplandor de la gloria de Dios y la representación exacta de su naturaleza (Hebreos 1:3).
10) JEHOVÁ, Significado: “YO SOY”, el que es autoexistente. Aplicación: Dios nunca cambia. Sus promesas nunca fallan. Cuando nosotros somos infieles, Él es fiel. Es necesario que le obedezcamos.Referencias bíblicas: Éxodo 3:14; 6:2-4, 34:5-7; Salmo 102.
Comentario: Un traductor alemán del siglo XVI escribió el nombre YHVH (YHWH) utilizando las vocales de Adonai debido a que los textos judíos antiguos que estaba traduciendo tenían las vocales de Adonai debajo de las consonantes de YHVH. Al hacerlo ideó el nombre YaHoVah
11) JEHOVÁ JIREH, Significado: El Señor proveerá. Aplicación: Así como Dios proveyó un carnero como sustituto de Isaac, Él proveyó a su hijo Jesús como el sacrificio definitivo. Dios suplirá todas nuestras necesidades. Referencias bíblicas: Génesis 22:13, 14; Salmo 23 (Marcos 10:45; Romanos 8:2)
Comentario: Conocido también como YHWH o Yahvé-Jireh. Abraham llamó “el Señor proveerá” al sitio donde Dios le proveyó un carnero para que lo sacrificara en lugar de su hijo Isaac. Jesús dijo que Él era el pan de vida y que todo el que fuera a Él hallaría provisión (Juan 6:35).
12) JEHOVÁ MEKADDESH, Significado: El Señor que santifica. Aplicación: Dios aparta un pueblo escogido, santo para Dios, un real sacerdocio, un pueblo propio. Él limpia nuestro pecado y nos ayuda a madurar. Referencias bíblicas: Éxodo 31:12, 13 (1 Pedro 1:15,16; Hebreos 13:12; 1 Tesalonicenses 5:23,24).
Comentario: Se conoce también como Yahvéh-Mekaddesh. Nosotros hemos sido apartados, hechos santos y redimidos por la sangre de Jesucristo, nuestro Jehová-Mekaddesh. Por lo tanto, debemos continuar viviendo una vida santa y que agrade a Dios (1 Pedro 1:13-25).
13) JEHOVÁ-NISSI, Significado: El Señor es mi bandera Aplicación: Dios nos da la victoria contra la carne, contra el mundo y contra el diablo. Nuestras batallas son sus batallas de la luz contra las tinieblas y del bien contra el mal. Referencias bíblicas: Éxodo 17:15,16; Deuteronomio 20:3,4, Isaías 11:10-12 (Efesios 6:10-18)
Comentario: También se conoce como Yahvéh-Nissi. Nombre del altar que edificó Moisés después de derrotar a los amalecitas en Refidim. Isaías profetiza que la “raíz de Isaí” (Jesús) se levantará como un estandarte para los pueblos (Isaías 11:10)
14) JEHOVÁ-RAFA, Significado: El Señor sana Aplicación: Dios ha provisto en Jesucristo la sanidad definitiva para la enfermedad espiritual, física y emocional. Dios puede sanarnos. Referencias bíblicas: Éxodo 15:25-27; Salmo 103:3, 147:3 (1 Pedro 2:24).
Comentario: Se conoce también como Yahvéh-Rafa. Jesús demostró que Él era Jehová-Rafa al curar a los enfermos, a los ciegos, a los paralíticos, y al echar fuera demonios. Jesús también sana a su pueblo del pecado de la injusticia (Lucas 5:31,32).
15) JEHOVÁ-ROHI, Significado: El Señor es mi pastor Aplicación: El Señor protege, provee, dirige, guía y cuida a su pueblo. Dios nos cuida tiernamente como un pastor poderoso y paciente.Referencias bíblicas: Salmo 23:1-3, Isaías 53:6 (Juan 10:14-18; Hebreos 13:20; Apocalipsis 7:17).
Comentario: Conocido también como Yahvéh-Ra’ah. Jesús es el buen pastor que puso su vida por todas las personas.
16) JEHOVÁ-SABAOT, Significado: El Señor de los Ejércitos Aplicación: El Señor de las huestes celestiales cumplirá siempre sus propósitos, aun cuando fracasen las huestes de su pueblo terrenal.Referencias bíblicas: 1 Samuel 1:3; 1 Samuel 17:45; Salmo 46:7, malaquías 1:10-14 (Romanos 9:29).
Comentario: Conocido también como Yahvéh-Sdabaot. Muchas versiones españolas de la Biblia traducen Sabaot por Todopoderoso. Ra’ah. Jesús es el buen pastor que puso su vida por todas las personas. “Jehová-Sabaot” se traduce a menudo El Señor Todopoderoso. Sabaot también se traduce como Huestes o Ejércitos celestiales.
17) JEHOVÁ-SHALOM, Significado: El Señor es paz Aplicación: Dios derrota a nuestros enemigos para darnos paz. Jesús es nuestro Príncipe de paz. Dios da paz y armonía interior. Referencias bíblicas: Números 6:22-27; Jueces 6:22-24, Isaías 9:6 (Hebreos 13:20).
Comentario: También se conoce como Yahvéh-Shalom. Nombre del altar que Gedeón edificó en Ofra como recordatorio del mensaje de Dios “Paz a ti”. Isaías nos dice que el Mesías también será conocido como el “Príncipe de Paz”, nuestro Jehová-Shalom (Isaías 9:6).
18) JEHOVÁ-SHAMMAH, Significado: El Señor está presente. El Señor es mi compañero.Aplicación: La presencia del Señor no está limitada o circunscripta al tabernáculo o al templo, sino que es accesible para todos los que lo aman y lo obedecen. Referencias bíblicas: Ezequiel 48:35; Salmo 46 (Mateo 28:20; Apocalipsis 21).
Comentario: Conocido también como Yahvéh-Sama. Dios le reveló a Ezequiel que el nombre de la nueva Jerusalén será “el Señor está presente”. El Espíritu de Dios mora en nosotros por medio de Jesucristo (1 Corintios 3:16).
19) JEHOVÁ-TSIDKENU, Significado: El Señor nuestra justicia. Aplicación: Jesús es el rey que vendría del linaje de David, y es quien nos imparte su justicia. Referencias bíblicas: Jeremías 23:5,6; 33:16; Ezequiel 36:26,27 (2 Corintios 5:21).
Comentario: Se conoce también como Yahvéh-Tsidkenu. Todas las personas pecan y están destituidas de la gloria de Dios, pero Él gratuitamente nos hace justos por medio de la fe en Jesucristo (Romanos 3:22,23). Dios promete enviar a un rey que reinará sabiamente y que hará lo que es justo y recto. La gente vivirá segura (Jeremías 23:5,6).
19) JEHOVÁ-TSIDKENU, Significado: El Señor nuestra justicia. Aplicación: Jesús es el rey que vendría del linaje de David, y es quien nos imparte su justicia. Referencias bíblicas: Jeremías 23:5,6; 33:16; Ezequiel 36:26,27 (2 Corintios 5:21).
Comentario: Se conoce también como Yahvéh-Tsidkenu. Todas las personas pecan y están destituidas de la gloria de Dios, pero Él gratuitamente nos hace justos por medio de la fe en Jesucristo (Romanos 3:22,23). Dios promete enviar a un rey que reinará sabiamente y que hará lo que es justo y recto. La gente vivirá segura (Jeremías 23:5,6).
20) JAH, Significado: “YO SOY”, el que es auto existente. Aplicación: Dios nunca cambia. Sus promesas nunca fallan. Cuando nosotros somos infieles, Él es fiel. Dios promete su presencia continua. Referencias bíblicas: Éxodo 3:14; 15:2; Salmo 46:1, 68:4; Isaías 26:4.
Comentario: Forma abreviada de Yahvéh. Se utiliza a menudo en combinación con otros nombres o frases. Aleluya significa “Alabanza a Jah (el Señor)”; Elías quiere decir “Dios es Jah (el Señor)”; yJosué significa “Jah (el Señor) es mi salvación”.
21) JHWH/YHVH, Significado: “YO SOY”el que es autoexistente. Aplicación: Dios nunca cambia. Sus promesas nunca fallan. Cuando nosotros somos infieles, Él es fiel. Referencias bíblicas: Éxodo 3:14; Malaquías 3:6.
Comentario: Nombre de Dios revelado a Moisés. También se le denomina tetragrama (“cuatro letras”). Aparece alrededor de 6800 veces. En las versiones españolas de la Biblia se traduce “Jehová” o “Señor”, en este último caso se debe a que se convirtió en práctica común que los Judíos dijeran “Señor”, en este último caso se debe a que se convirtió en práctica común que los judíos dijeran “Señor” (Adonai) en vez de pronunciar el nombre (YHWH (YHVH).
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